Por: Ángel Gómez Gil
El cartón donde aparece la caricatura de un ratón verde, me recordó un gran mote, que Manuel Seyde, le puso a nuestra selección nacional en la década de los sesentas, cuando escribia en el Excelsior, me evoco la importancia que para los mexicanos tiene el futbol y lo que ese deporte refleja de nuestra sociedad, de la economía y del mismo país.
Al igual que en la selección tenemos jugadores con talento y gran calidad, en nuestro México, existe una gran cantidad de talento que se desaprovecha por la falta de líderes, por la improvisación en puestos claves de personas cuya principal virtud es ser compadre de alguien más importante, jugadores o profesionistas, que para ser valorados por su preparación tienen que emigrar a otros países, donde destacan en profesión y dejan plasmadas sus cualidades en otras ligas o en empresas internacionales, siendo mínimos los beneficios que repercuten en nuestro país, ya que la riqueza que generan –sea económica, de conocimiento o de valor- se queda en otras latitudes.
La selección también refleja la organización de nuestro sistema político. No siempre están los mejores calificados en el equipo. Ni existe un plan de largo plazo. Todo se maneja de acuerdo a los intereses de quien asume la Dirección Técnica, la Presidencia, la Alcaldía o la Secretaria en turno.
Los planes son con una visión del periodo de mandato, buscando obtener el mejor beneficio personal, pero sin una planeación estratégica a largo plazo, sin una organización que permita transmitir conocimiento y preparación, sin formar una estructura que trascienda sexenios o copas del mundo.
El futbol también refleja la morbosidad de la relación entre el gobierno y las empresas mexicanas en gran medida. Hay que proteger los intereses de los inversionistas: en el futbol suprimiendo el ascenso o descenso; en la economía dando los contratos a los amigos del funcionario, creando políticas proteccionistas o no dando los apoyos necesarios para el nacimiento de nuevas empresas, tecnologías o de ideas innovadoras.
En el futbol hemos minado la competencia por el lucro económico, en la economía hemos lacerado el crecimiento en el largo plazo por la utilidad inmediata. En el soccer se han olvidado del desarrollo de las fuerzas básicas y en la economía no hemos olvidado del fortalecimiento real de las PYMES.
Al igual que en el futbol existe una desigualdad en los ingresos de los jugadores de la primera división con las demás divisiones, así se ha forjado una desigualdad en los ingresos de la población, tenemos muchas personas en extrema pobreza, pobreza o clase media baja y un minúsculo grupo de personas de altos ingresos hasta niveles extraordinarios de riqueza.
En el rubro de la educación, creo que el grito homofóbico en el despeje del portero, es una muestra inequívoca, que nos hemos olvidado –no todos, pero si un gran porcentaje- como país, como sociedad, de la importancia de tener una educación, no solo académica, sino de principios y valores.
Indudablemente la educación en el sector público es deficiente y claramente fuera del contexto que se requiere en la actualidad. Pero creo que tenemos un serio problema, en el núcleo más importante de la sociedad, en la familia: se están perdiendo valores -de respeto, moral, ética- y principios que permean en una correcta interacción e integración de las diferentes estructuras que conforman nuestra sociedad.
En fin, el futbol es un reflejo de nuestro país. Cada vez estamos más cerca –deportivamente hablando- de países como Venezuela, que de las verdaderas potencias como Brasil, Estados Unidos, Alemania o España.
Angel Gomez Gil Kuri