Por: Caballero OCS, Enrique Lillo Alarcón
El monolito está situado en la plaza mayor del Toboso, junto a su iglesia, bajo un ventanal con una venera.
Para su construcción, realizada por un cantero de Galicia, han colaborado: el Excmo. Ayuntamiento de El Toboso, representado por su alcaldesa Dª. Pilar Arinero; Caballeros de Santiago de la Mancha, representado por José Carlos Delgado e Isabel Sánchez Duque; y nuestra Orden del Camino de Santiago, representada por mí, Enrique Lillo, comisionado por el Gran Maestre, Miguel Pampín y el canciller, Alejandro Rubin Carballo.
El acto comenzó en el hotel Casa De la Torre, de Isabel Fernández, que dispone de una placa de nuestra Orden del Camino de Santiago, como lugar para alojarse los caballeros de nuestra Orden que viajen por la Mancha, un hotel delicioso del siglo XVI, que recuerda las casas cervantinas.
Continuamos en procesión con los Caballeros de Santiago de la Mancha y su imagen de Santiago Matamoros, hasta la iglesia de El Toboso.
En el exterior e interior del templo, una iglesia columnaria o de salón, construida por canteros del norte en el siglo XVI al estilo de las hallenkirche alemanas, se pueden observar los distintos símbolos de la Orden de Santiago, dueña y señora de estas tierras en siglos pasados.
El cura párroco, D. Juan Miguel Romeralo Santiago, capellán de nuestra Orden del Camino de Santiago, ofició una misa solemne, y má s tarde, bendijo el monolito, tras sendos discursos de todos los representantes, con afluencia de numeroso público que estuvo presente en el acto.
En representación de nuestra Orden del Camino de Santiago, estuvimos presentes, el recién nombrado caballero en el último capítulo general de la Orden, Francisco Javier Serrano, acompañado de su esposa, Eloísa, y yo, Enrique Lillo, como comendador de Castilla-La Mancha.
El monolito está emplazado en un sitio muy adecuado, pues es en El Toboso donde se juntan los dos Caminos de Santiago más importantes del Levante español, el del Sureste y el de Levante, con más de 1.100 km de recorrido cada uno.
Desde hoy, los numerosos Peregrinos que recorren estos caminos, muchos de ellos de fuera de nuestras fronteras, tendrán un referente en esta preciosa villa manchega, que conserva todavía ese espíritu cervantino, patria de la sin par Dulcinea, con edificios y monumentos de renombre.