Armando de la Garza
En un contexto de creciente preocupación por la sostenibilidad de las empresas paraestatales, la aerolínea Mexicana de Aviación se posiciona como uno de los casos más emblemáticos de las transacciones económicas con perdidas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Según los últimos informes financieros, la aerolínea, que sigue siendo una entidad estatal, depende en gran medida del financiamiento gubernamental, lo que plantea interrogantes sobre su viabilidad a largo plazo. De acuerdo con los estados financieros publicados, entre enero y septiembre de 2024, Mexicana de Aviación generó ingresos propios por un total de 243.19 millones de pesos (mdp).
Esta cifra, aunque significativa, representa apenas el 20.68% de los gastos totales de la aerolínea, que ascendieron a 1,175.64 mdp en el mismo periodo. Esto significa que prácticamente 8 de cada 10 pesos utilizados para operar provienen de aportaciones del gobierno federal.
Los ingresos de la aerolínea derivan principalmente de la prestación de servicios de transporte aéreo, servicio a bordo, intermediación comercial y otros cargos por servicios. Sin embargo, la dependencia de subsidios es alarmante: en el mismo periodo, Mexicana recibió transferencias, asignaciones y subsidios que sumaron 1,474.71 mdp, todos provenientes de recursos fiscales.
El gobierno de López Obrador asigno un total de 8,340.67 mdp a la aerolínea en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el año 2024, lo que subraya la magnitud del apoyo financiero que recibe. Este modelo de financiamiento plantea serias preguntas sobre la eficiencia y la sostenibilidad de la operación de la aerolínea.
Expertos en economía y finanzas públicas advierten que esta situación no solo afecta la salud financiera de Mexicana de Aviación, sino que también tiene implicaciones para el erario público y para los contribuyentes mexicanos. La necesidad de recurrir a fondos gubernamentales para cubrir la mayor parte de sus gastos operativos sugiere que la aerolínea no está en una trayectoria de recuperación que garantice su autogestión.
La situación de Mexicana de Aviación es un claro ejemplo de los desafíos que enfrentan las empresas paraestatales en México, donde la dependencia de financiamiento público puede comprometer la eficiencia y la transparencia en la administración de los recursos. Así, la pregunta persiste: ¿cuánto tiempo más podrán los contribuyentes sostener a una aerolínea que parece no encontrar su rumbo en el competitivo mercado de la aviación?
El futuro de Mexicana de Aviación dependerá no solo de la voluntad política, sino también de la implementación de estrategias que la lleven hacia la autosuficiencia y una mejora en su desempeño financiero. Con el apoyo gubernamental como pilar fundamental, el reto será transformar la aerolínea en una entidad viable que beneficie, no solo a sus usuarios, sino a la economía del país.