Armando de la Garza
Tulum, Quintana Roo. — El destino turístico de Tulum enfrenta una seria crisis de imagen impulsada por una oleada de comentarios negativos en redes sociales, un daño que requiere de un fuerte impulso promocional y, más crucialmente, de una transformación en la calidad de su servicio.

Así lo advirtió Armando de la Garza, Director General de México Extraordinario, quien subrayó que los discursos políticos optimistas no bastan ante la magnitud del problema.

“El daño es muy fuerte, pero más allá de ello, requiere de un cambio de comportamiento interno entre su cadena de servicios profesionales”, señaló De la Garza, poniendo el dedo en la llaga sobre la necesidad de elevar los estándares de atención y profesionalismo en el sector turístico local.
Críticas a la ‘Realidad Paralela’ Oficial.

De acuerdo con el directivo, la estrategia de minimizar o negar la problemática está resultando contraproducente. “Aquí los discursos políticos de que todo está bien, no funcionan, se requiere trabajar de fondo y comprobarlo realmente”, sentenció, haciendo un llamado a las autoridades y empresarios a enfrentar la realidad y llevar a cabo acciones tangibles que demuestren un compromiso genuino con la mejora.

La exigencia de un cambio no se limita únicamente a la esfera de la atención al cliente, sino que también abarca el acceso a uno de los mayores atractivos del destino: sus playas. De la Garza recalcó la necesidad de “abrir sus playas” para garantizar que los visitantes puedan disfrutar plenamente del paraíso natural que promueve el destino.
Ruta de Recuperación: Promoción Agresiva y Autocrítica
El camino hacia la recuperación de la imagen de Tulum pasa por dos ejes principales:
Promoción Dirigida: Una campaña agresiva y bien enfocada para contrarrestar la narrativa negativa que circula en plataformas digitales.
Reingeniería del Servicio: Implementar un cambio cultural y operativo que eleve la profesionalización de la cadena de servicios, desde hoteles y restaurantes hasta tour operadores.
Tulum tiene el potencial para revertir esta situación, pero debe dejar atrás la autocomplacencia y apostar por la autocrítica constructiva y la acción decidida para garantizar que la experiencia del visitante esté a la altura de la belleza natural del destino.