Armando de la Garza
La gerente de la Cámara de Turismo de Última Esperanza invita a descubrir la magia de la Patagonia en temporada baja, cuando la belleza natural se revela en su máxima expresión.

Durante años, la Patagonia chilena cerraba sus puertas a los viajeros tras el verano, debido a limitaciones en conectividad y oferta turística. Sin embargo, hoy esa realidad ha cambiado radicalmente. La Región de Magallanes, y en particular la provincia de Última Esperanza, ha avanzado en infraestructura y servicios, convirtiéndose en un destino ideal para explorar en otoño e invierno. Así lo afirma Adriana Aguilar, gerente de la Cámara de Turismo de Última Esperanza, quien destaca que esta estación ofrece una experiencia única, cómoda, segura y llena de magia.
Un paisaje que enamora en cualquier estación
Aguilar describe cómo los colores vibrantes del otoño transforman las montañas y bosques en un espectáculo de tonalidades naranjas y rojas, mientras que la pampa patagónica despliega su flora y fauna en un entorno casi hipnótico, donde es posible avistar animales como el guanaco y el puma en su hábitat natural. Los hielos milenarios, en tonos azulados, se mezclan con el turquesa de fiordos y canales, creando un escenario de ensueño que invita a la aventura y la conexión con la naturaleza en su estado más puro.

Condiciones ideales para visitar en temporada baja
“Magallanes ha trabajado mucho para ofrecer las mejores condiciones a los turistas durante todo el año”, asegura Aguilar. La región cuenta con vuelos directos desde Santiago y Puerto Montt a Puerto Natales, con menos de cuatro horas de viaje, además de conexiones desde Punta Arenas y la posibilidad de llegar por mar, incluso transportando vehículos. Para quienes cruzan desde Argentina, los pasos fronterizos permanecen abiertos y ágiles, facilitando el acceso a esta tierra de maravillas.
El Parque Torres del Paine, abierto y sin multitudes
A diferencia de las imprecisiones que circularon en algunos medios, Aguilar aclara que el Parque Torres del Paine sigue abierto y en funcionamiento. Solo el circuito completo “O”, que se realiza en verano en siete días, cierra en invierno, pero el resto de actividades, como caminatas en los senderos, avistamiento de fauna, navegaciones y excursiones en vehículos 4×4, permanecen disponibles y ofrecen una experiencia mucho más tranquila y exclusiva, alejada de las multitudes habituales del verano.
Experiencias para todos los gustos
Desde caminatas por lugares emblemáticos como la Base Torres y el Valle Francés, hasta navegaciones por glaciares como Balmaceda, Serrano y Grey, la oferta turística en invierno y otoño es tan variada como impresionante. Los visitantes pueden también disfrutar de recorridos en mini buses equipados para la seguridad, avistamiento de fauna guiado, actividades de bienestar y turismo de silencio, que permiten desconectar y rejuvenecer en un entorno incomparable.
Patagonia marítima y gastronomía de clase mundial
Las navegaciones en fiordos y canales, con menos viento durante estas estaciones, permiten vivir la Patagonia marítima en catamarán, disfrutando del paisaje y la gastronomía local, reconocida internacionalmente. Puerto Natales, además, ostenta la certificación como capital gastronómica internacional por la Asociación Mundial de Turismo Gastronómico, reflejando su alta calidad en sabores que representan la esencia patagónica.
Una invitación a vivir la Patagonia en temporada baja
“Prepara las maletas, planifica tu viaje y ven. Ahora es el momento. Vive Puerto Natales y Torres del Paine en otoño e invierno. Sólo tienes que atreverte. No te arrepentirás. Lo aseguramos”, concluye Adriana Aguilar, quien invita a los viajeros a descubrir la magia de la Patagonia en su máxima expresión y a apreciar la tranquilidad, la belleza y la autenticidad que solo esta región puede ofrecer en esta temporada.
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