Armando de la Garza
En el corazón de la Selva Lacandona, la zona arqueológica de Bonampak se alza como uno de los sitios más valiosos y enigmáticos del mundo maya. A diferencia de otras ciudades prehispánicas, su fama no reside en la monumentalidad de sus pirámides, sino en un legado artístico inigualable: los murales mejor conservados de toda Mesoamérica.

A pesar de su invaluable importancia histórica y cultural, la necesidad de una promoción más efectiva y la atención a los desafíos logísticos y de seguridad que enfrenta la región son temas urgentes para garantizar que este tesoro no permanezca en el anonimato para una gran parte del turismo nacional e internacional.

Bonampak, cuyo nombre maya significa “muros teñidos”, alberga en su Templo de las Pinturas un conjunto pictórico que ha redefinido el conocimiento sobre la civilización maya. Sus murales, que datan del siglo VIII d.C., son una ventana al pasado que narra, con un realismo y detalle asombrosos, escenas de la vida cortesana, ceremonias, batallas y rituales de sacrificio.

Estos frescos desmintieron la antigua creencia de que los mayas eran un pueblo pacífico, revelando una sociedad compleja y guerrera, con jerarquías y conflictos bien documentados.

La Estela 1 y la Estructura 1, con sus tres habitaciones repletas de color, son el principal atractivo del sitio. La meticulosa representación de músicos, danzantes con lujosos atavíos, prisioneros de guerra y gobernantes como Chan Muwan II, ofrece una narrativa visual sin parangón en el continente americano. Es, en esencia, una crónica viva de una época, congelada en el tiempo.
Sin embargo, a pesar de su excepcionalidad, Bonampak no goza del mismo flujo de visitantes que otros sitios mayas más accesibles. Su ubicación, a 30 km de la Frontera Corozal y dentro de la Reserva de la Biósfera Montes Azules, representa un desafío logístico para los viajeros.
A la fecha, la ruta más común es a través de recorridos organizados que parten de Palenque y que, si bien garantizan la logística, pueden no ser la opción preferida por todos los viajeros.
Recientemente, informes periodísticos han señalado intermitentes cierres y problemas de seguridad en la región, lo que ha generado preocupación y, en algunos casos, ha disuadido a los turistas.
Aunque las autoridades han desmentido saqueos y han reafirmado que el sitio está abierto al público, la incertidumbre en los accesos es un factor que debe ser abordado de manera transparente para recuperar la confianza del viajero.
La promoción de Bonampak debe ir más allá de su simple existencia. Es necesario destacar la experiencia de inmersión total que el sitio ofrece: una combinación única de historia, arte y naturaleza en el entorno de la selva. Promover el turismo sostenible y comunitario, en colaboración con las comunidades lacandonas que habitan la región y que son los guardianes de este patrimonio, podría no solo atraer a más visitantes, sino también fortalecer la economía local y garantizar la preservación del lugar a largo plazo.
Bonampak es más que una zona arqueológica; es un testimonio vivo de una civilización que continúa revelando sus secretos. Para que su historia siga siendo contada, es fundamental que las autoridades y el sector turístico trabajen en conjunto para asegurar que la belleza y la riqueza de este sitio sean conocidas y accesibles para todos aquellos que deseen sumergirse en el fascinante pasado maya.