Por Armando de la Garza

Nuestro viaje comenzó en el corazón de Nayarit, un estado que se ha consolidado como un ejemplo vibrante de turismo comunitario y desarrollo sostenible. La primera parada nos llevó a un rincón mágico llamado Taller Manos de Viento, en la comunidad de Los Aguajes, un lugar donde la tradición y la hospitalidad se entrelazan en cada rincón.

Allí, desayunamos con las cocineras tradicionales, quienes nos deleitaron con platillos llenos de sabor y historia. Pero lo que hizo esta experiencia aún más especial fue la oportunidad de aprender: nos enseñaron a fabricar artesanías y a preparar las famosas Gorditas rellenas, un manjar que refleja la riqueza cultural de la región. La calidez de las mujeres y la sencillez de sus enseñanzas nos hicieron sentir como en casa.

Luego, nos dirigimos al Viñedo en la meseta del cielo, un rincón en Los Aguajes donde los viñedos se extienden bajo un cielo amplio y brillante. La calidad de los vinos que probamos fue sorprendente, demostrando que Nayarit también puede ser un destino para los amantes del enoturismo. La vista panorámica y el aroma de las uvas nos transportaron a un mundo de sensaciones y tranquilidad.

De regreso en Jala, la jornada continuó con una sesión de limpia y protección espiritual con Noemí Lascurain, quien nos guió a través de rituales ancestrales que nos llenaron de energía positiva y paz interior. Fue una experiencia espiritual que enriqueció nuestro viaje y nos conectó con las tradiciones locales.

Para cerrar la tarde, nos dirigimos a la Cenaduría Maribel, un lugar que recomiendo visitar y donde, además de disfrutar de su deliciosa comida, es importante preguntar por el tamaño de las porciones: en Nayarit, la generosidad en la comida también se refleja en el corazón de su gente. La sazón y el tamaño de los platos son una muestra de la abundancia y hospitalidad que caracteriza a la región.

Por la noche, la alegría se apoderó de las calles de Jala con una vibrante Callejoneada, acompañada de tequila, mariachi y la presencia del presidente municipal, Mario Antonio Cambero. La música, la danza y las risas llenaron el ambiente, creando una atmósfera de comunidad y celebración que quedará grabada en nuestra memoria.

Este viaje por Jala y sus alrededores fue mucho más que una simple visita: fue un encuentro con la cultura, la tradición y la magia que hacen de Nayarit un destino único y lleno de vida. Sin duda, una experiencia que invita a volver y seguir descubriendo sus secretos