Armando de la Garza
MONCLOVA, COAHUILA. – Para las familias Arteaga Almaraz y Arteaga González, el sonido del motor y el asfalto recorriendo el retrovisor son el preludio de la Navidad. Tras meses de planeación y una jornada extenuante de 24 horas de manejo continuo, los zacatecanos hicieron una escala estratégica en Monclova antes de enfilarse hacia su destino final: Jerez, Zacatecas.
Provenientes de Chicago, Illinois, estas familias forman parte de la gran marea de connacionales que, año con año, desafían la distancia y el cansancio físico para pasar las fiestas en su tierra natal.
Resistencia al volante
El viaje no es sencillo. Con el vehículo cargado de nostalgia y obsequios, los Arteaga iniciaron su ruta desde la “Ciudad de los Vientos”, atravesando el centro de los Estados Unidos hasta cruzar la frontera en Texas. La decisión de manejar un día completo sin descanso prolongado responde a una mezcla de necesidad y tradición.
Es cansado, no lo niego, pero el motor lo mueve la emoción de ver a los que se quedaron allá”, comentó uno de los integrantes de la familia Arteaga Almaraz mientras revisaba los niveles de aceite en una estación de servicio de Monclova. “Venimos cuidándonos entre nosotros, la familia Arteaga González y nosotros somos un solo equipo en la carretera”.
Monclova: El puerto seguro antes de la meta
La escala en la Región Centro de Coahuila es vital. Aquí, las familias aprovecharon para:
Reabastecer combustible y verificar la presión de los neumáticos tras miles de kilómetros.
Consumir alimentos calientes, un respiro necesario frente a las bajas temperaturas del trayecto.
Coordinar el último tramo, quizás el más emocional, que los llevará por Saltillo hasta entrar al estado de Zacatecas.
El protocolo de seguridad
Las autoridades locales han reportado que las familias Arteaga, al igual que cientos de paisanos, viajan en caravana para maximizar la seguridad.
El apoyo de las autoridades de Coahuila en los tramos carreteros ha sido fundamental para que este grupo de jerezanos se sienta respaldado en su tránsito por Coahuila.
El destino: Jerez los espera
A pesar del agotamiento que dejan 2,500 kilómetros de carretera, el ánimo de los Arteaga Almaraz y los Arteaga González no decae.
En Jerez, el aroma a asado de boda y el sonido de la banda ya los esperan. Para ellos, las 24 horas al volante son un pequeño precio a pagar por el abrazo de sus padres, hermanos y amigos que los aguardan en la plaza principal.










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