Armando de la Garza
Parras de la Fuente, Coahuila — En un rincón emblemático de este pueblo lleno de historia y tradición, se encuentra Las Pudencianas, una bodega de vinos que combina legado ancestral con la pasión moderna por el vino. Ubicada en un edificio de adobe de más de cien años de antigüedad, que en su tiempo servía para almacenar herramientas y granos, hoy es el corazón donde se elaboran y conservan vinos de carácter y estructura, reflejo del alma de la región.

Este espacio, íntimo y lleno de historia, cuenta con un gran salón en la parte trasera, diseñado para degustaciones y eventos, bajo el concepto de speak-easy, los bares clandestinos que marcaron una época. Rodeada de 40 hectáreas de viñedos, nogales y arroyos naturales, Las Pudencianas es un lugar mágico y único, donde la vista, los espacios y la historia convergen en una experiencia sensorial y cultural.

La familia Narro adquirió esta propiedad hace 25 años, y durante más de dos décadas la convirtió en su casa de verano. Fue en ese entorno donde Eduardo Narro, originario de Parras, decidió cumplir uno de sus sueños más anhelados: incursionar en el mundo del vino. Heredero de una tradición familiar que remonta sus raíces a la familia Madero, Eduardo busca rescatar y honrar ese legado, entre barricas y viñedos que han sido testigos de generaciones.
Parras de la Fuente, conocida por su papel en la historia de México y por ser el hogar de la familia Madero, recibe en Las Pudencianas un homenaje a sus raíces. Pudenciana Madero, segunda hija de Evaristo Madero Elizondo, patriarca de la familia, da nombre a esta bodega y simboliza la conexión con la historia y el patrimonio de la región. Los actuales propietarios son descendientes de Pudenciana en tercera, cuarta y quinta generación, lo que hace de Las Pudencianas un espacio que honra la tradición familiar y la historia de su pueblo.
Más que una bodega, Las Pudencianas representa un reconocimiento a la tierra fértil, a la historia compartida y a la pasión por el vino que trasciende generaciones. Es un homenaje a Pudenciana Madero y a la riqueza cultural de Parras de la Fuente, una joya enológica que combina pasado, presente y futuro en cada copa.