Por Armando de la Garza

En los últimos días, un peculiar debate ha surgido en las redes sociales: usuarios proponen un intercambio de monumentos entre dos ciudades mexicanas. La controversia inició cuando se cuestionó la permanencia de la estatua de Poseidón en el malecón de Progreso, Yucatán. En respuesta, habitantes de Monclova, Coahuila, ofrecieron su propia estatua local, popularmente conocida como “el rallador de queso”.

La estatua de Poseidón, inaugurada en 2021, ha sido objeto de opiniones divididas. Mientras algunos residentes y turistas la consideran una atracción interesante y una adición artística al paisaje marítimo, otros la critican por su diseño y consideran que no representa la identidad cultural de la región.

Por otro lado, en Monclova, la escultura metálica apodada “el rallador de queso” ha sido objeto de memes y comentarios humorísticos debido a su apariencia. Sin embargo, también ha generado un sentido de pertenencia y ha sido defendida por aquellos que la ven como un símbolo local distintivo.

La propuesta de intercambio, aunque inicialmente realizada en tono de broma, ha captado la atención de usuarios en ambas ciudades, generando un debate más amplio sobre la apreciación del arte público y la identidad cultural en los espacios urbanos.

Hasta el momento, no se ha emitido ninguna declaración oficial por parte de las autoridades de Progreso ni de Monclova respecto a esta inusual sugerencia. Sin embargo, el diálogo generado en redes sociales pone de manifiesto la importancia de la participación ciudadana en la configuración del entorno urbano y el valor que las comunidades otorgan a sus monumentos y símbolos locales.