Armando de la Garza
En un histórico anuncio, la Iglesia Católica ha nombrado a Robert Prevost como el nuevo Papa, quien ha tomado el nombre de León XIV. Con 69 años, Prevost se convierte en una figura singular en la historia eclesiástica, siendo el primer Papa de origen agustino, el segundo en la historia del continente americano y un destacado matemático y filósofo.
Un pontífice con raíces multiculturales y una vida de servicio
Hijo de padres franceses y españoles, Robert Prevost nació en Estados Unidos, pero lleva más de 40 años residiendo en Perú, donde adquirió la nacionalidad peruana. Su vasta experiencia en tierras andinas y su compromiso con la misión le han otorgado un profundo conocimiento de las realidades sociales y espirituales de América Latina.
Un líder dedicado y un conocedor de idiomas
Prevost habla latín, español e inglés con fluidez, habilidades que le permiten comunicarse eficazmente en diversas comunidades y contextos. Su lema episcopal, inspirado en el Salmo 127, refleja su visión de liderazgo y servicio: “Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican”.
Un perfil modesto y comprometido con la misión
Con una vida sencilla en los Andes, Prevost ha dedicado sus años a predicar la palabra de Dios en zonas donde la fe enfrenta grandes desafíos. Como misionero, ha demostrado un compromiso profundo con la evangelización, enfrentándose a las dificultades de predicar en territorios remotos y de difícil acceso.
Un liderazgo innovador en la Iglesia
Su elección marca un cambio significativo en la historia de la Iglesia, no solo por su origen americano y latinoamericano, sino también por su trayectoria académica y espiritual. La comunidad católica espera que, bajo su liderazgo, la Iglesia continúe fortaleciendo su presencia y misión en todo el mundo, con un enfoque renovado en la humildad, la educación y el servicio a los más necesitados.
El Papa León XIV asume su papel en un momento crucial para la Iglesia y el mundo, prometiendo una visión comprometida con la justicia, la paz y la fe, guiado por sus profundas raíces y su espíritu misionero.
