Por Armando de la Garza
Veracruz, México – En un fenómeno que se ha vuelto cotidiano en las carreteras de Veracruz, es común observar a ciudadanos armados con cubetas y palas, tapando baches a cambio de unos pesos de los automovilistas. Esta situación refleja la falta de mantenimiento en las vías, especialmente en el sur del estado, donde la infraestructura vial está gravemente deteriorada.
Los baches, que se multiplican a lo largo de las carreteras, se han convertido en un dolor de cabeza para los conductores, quienes a menudo deben maniobrar para evitarlos, poniendo en riesgo su seguridad y la de sus vehículos. La situación se ha visto agravada por el intenso tránsito de camiones que transportan cargas pesadas, especialmente de materiales para el polémico Tren Maya, un proyecto que ha suscitado tanto apoyo como críticas en la región.
Los residentes de comunidades aledañas han comenzado a tomar medidas en sus propias manos, ofreciendo sus servicios para cubrir los baches con tierra. “Es triste ver cómo tenemos que hacer esto para poder transitar sin dañar nuestros autos”, comenta el periodísta Armando de la Garza, quien recorrió el estado para promover su riqueza arqueológica, fue desepcionante ver tanta riqueza cultural y sitios históricos, imposibles de conocer debido a sus fatales Caminos.
La falta de atención por parte de las autoridades ha generado un sentimiento de abandono entre los veracruzanos. A pesar de las promesas de mejora en la infraestructura vial, muchos sienten que las soluciones son temporales y que el problema persiste sin una respuesta efectiva.
Mientras tanto, los automovilistas continúan enfrentándose a un paisaje de incertidumbre en sus trayectos, preguntándose cuándo se implementarán verdaderas soluciones que garanticen carreteras seguras y en buen estado.
La situación en Veracruz es un claro recordatorio de la importancia de una infraestructura vial adecuada y del impacto que tiene en la vida cotidiana de los ciudadanos. La comunidad espera que las autoridades tomen cartas en el asunto y se comprometan a mejorar las condiciones de las carreteras, antes de que el problema se convierta en una crisis mayor.